domingo, 15 de agosto de 2010
martes, 18 de mayo de 2010
sábado, 15 de mayo de 2010
MNBA
Un lugar enraizado a mi vida. Donde de vez en vez disfruto de maravillas como la de hoy a a tarde, cuando disfrute con la muestra de Martín Fierro, las cartas, los cuadros, las esculturas y poesías de esa gente inquieta en mi querida ciudad.
El periódico Martín Fierro en las Letras y en las Artes
El periódico Martín Fierro en las Letras y en las Artes
domingo, 18 de abril de 2010
domingo, 4 de abril de 2010
Cosas de porteños
Sobre los ascensores
Los ascensores son subterráneos verticales. Que se llama así para darse importancia. Porque también son descensores. Pero lo ocultan pudorosamente. Muchos tienen un cable que llevan como la cuerda de ahorcado de los "Burgueses de Calais" de Rodin. Se entra a en ellos con un poco de miedo. Porque los ascensores son bromistas. Y se detienen. Entre dos pisos. A veces. Convirtiéndose automáticamente en prisiones. En féretros. Porque lo que menos pensamos es en morir entre dos pisos. Por asfixia psicológica. O claustrofobia. Que le dicen. El propietario del edificio se precave. (los propietarios son precavidos. Siempre.) y ponen un cartel que dice: "Habiendo escalera la casa no se responsabiliza por los posibles accidentes en los ascensores" Poniendo en el alma la sombra de un peligro potencial. Y posible. Y entramos al ascensor con ganas de persignarnos. No hay nada más absurdo que un ascensor sin espejos. Y nada más agradable que el ascensor que conserva el perfume de una pasajera anterior. Que nos imaginamos vaporosa. Y voluptuosa. Y así hay ascensores que nos hacen soñar. Las escaleras rodantes son ascensores con peldaños fragmentados. Y tienen fragmentarios. Que nos imponen una sensación de inestabilidad. Hay que saber bajar a tiempo. Lo que no es fácil. Y siempre nos queda en el cuerpo la sensación de una aventura cinética. Subir solo en ascensor causa una infantil sensación de poderío. Pero siempre hay alguno que nos roba la soledad. Yo les tengo compasión a los ascensoristas. Y las ascensoristas que suben y bajan todo el día. Llevando gente. Cuyo destino o pueden comprobar. Y sin embargo son compañeros de ruta. Y de derrota.
Piolín de Macramé
Una de las razones por las que me alegro de haberme acostumbrado desde chiquita a leer el diario "La Nación", me encantaban estas columnitas de Florencio Escardó, no solo las leía con avidez sino que también como en este caso las recortaba y conservaba.
Los ascensores son subterráneos verticales. Que se llama así para darse importancia. Porque también son descensores. Pero lo ocultan pudorosamente. Muchos tienen un cable que llevan como la cuerda de ahorcado de los "Burgueses de Calais" de Rodin. Se entra a en ellos con un poco de miedo. Porque los ascensores son bromistas. Y se detienen. Entre dos pisos. A veces. Convirtiéndose automáticamente en prisiones. En féretros. Porque lo que menos pensamos es en morir entre dos pisos. Por asfixia psicológica. O claustrofobia. Que le dicen. El propietario del edificio se precave. (los propietarios son precavidos. Siempre.) y ponen un cartel que dice: "Habiendo escalera la casa no se responsabiliza por los posibles accidentes en los ascensores" Poniendo en el alma la sombra de un peligro potencial. Y posible. Y entramos al ascensor con ganas de persignarnos. No hay nada más absurdo que un ascensor sin espejos. Y nada más agradable que el ascensor que conserva el perfume de una pasajera anterior. Que nos imaginamos vaporosa. Y voluptuosa. Y así hay ascensores que nos hacen soñar. Las escaleras rodantes son ascensores con peldaños fragmentados. Y tienen fragmentarios. Que nos imponen una sensación de inestabilidad. Hay que saber bajar a tiempo. Lo que no es fácil. Y siempre nos queda en el cuerpo la sensación de una aventura cinética. Subir solo en ascensor causa una infantil sensación de poderío. Pero siempre hay alguno que nos roba la soledad. Yo les tengo compasión a los ascensoristas. Y las ascensoristas que suben y bajan todo el día. Llevando gente. Cuyo destino o pueden comprobar. Y sin embargo son compañeros de ruta. Y de derrota.
Piolín de Macramé
Una de las razones por las que me alegro de haberme acostumbrado desde chiquita a leer el diario "La Nación", me encantaban estas columnitas de Florencio Escardó, no solo las leía con avidez sino que también como en este caso las recortaba y conservaba.
viernes, 19 de marzo de 2010
viernes, 26 de febrero de 2010
100% Pilar Ternera!
jueves, 18 de febrero de 2010
La noche cíclica
Lo supieron los arduos alumnos de Pitágoras:
Los astros y los hombres vuelven cíclicamente;
Los átomos fatales repetirán la urgente
Afrodita de oro, los tebanos, las ágoras.
En edades futuras oprimirá el centauro
Con el casco solípedo el pecho del lapita;
Cuando Roma sea polvo, gemirá en la infinita
Noche de su palacio fétido el minotauro.
Volverá toda noche de insomnio: minuciosa.
La mano que esto escribe renacerá del mismo
Vientre. Férreos ejércitos construirán el abismo.
(David Hume de Edimburgo dijo la misma cosa.)
No sé si volveremos en un ciclo segundo
Como vuelven las cifras de una fracción periódica;
Pero sé que una oscura rotación pitagórica
Noche a noche me deja en un lugar del mundo.
Que es de los arrabales. Una esquina remota
Que puede ser del norte, del sur o del oeste,
Pero que tiene siempre una tapia celeste,
Una higuera sombría y una vereda rota.
Ahí está Buenos Aires. El tiempo que a los hombres
Trae el amor o el oro, a mí apenas me deja
Esta rosa apagada, esta vana madeja
de calles que repiten los pretéritos nombres
De mi sangre: Laprida, Cabrera, Soler, Suárez...
Nombres en que retumban (ya secretas) las dianas,
Las repúblicas, los caballos y las mañanas,
Las felices victorias, las muertes militares.
Las plazas agravadas por la noche sin dueño
Son los patios profundos de un árido palacio
Y las calles unánimes que engendran el espacio
Son corredores de vago miedo y de sueño.
Vuelve la noche cóncava que descifró Anaxágoras;
Vuelve a mi carne humana la eternidad constante
Y el recuerdo ¿el proyecto? de un poema incesante:
«Lo supieron los arduos alumnos de Pitágoras...»
J.L. Borges
Lo escuché por primera vez en la voz de una profesora de literatura en el Hijas de Jesús por mediados de los años 80 y es uno de los poemas que siempre me unirá a Borges
Los astros y los hombres vuelven cíclicamente;
Los átomos fatales repetirán la urgente
Afrodita de oro, los tebanos, las ágoras.
En edades futuras oprimirá el centauro
Con el casco solípedo el pecho del lapita;
Cuando Roma sea polvo, gemirá en la infinita
Noche de su palacio fétido el minotauro.
Volverá toda noche de insomnio: minuciosa.
La mano que esto escribe renacerá del mismo
Vientre. Férreos ejércitos construirán el abismo.
(David Hume de Edimburgo dijo la misma cosa.)
No sé si volveremos en un ciclo segundo
Como vuelven las cifras de una fracción periódica;
Pero sé que una oscura rotación pitagórica
Noche a noche me deja en un lugar del mundo.
Que es de los arrabales. Una esquina remota
Que puede ser del norte, del sur o del oeste,
Pero que tiene siempre una tapia celeste,
Una higuera sombría y una vereda rota.
Ahí está Buenos Aires. El tiempo que a los hombres
Trae el amor o el oro, a mí apenas me deja
Esta rosa apagada, esta vana madeja
de calles que repiten los pretéritos nombres
De mi sangre: Laprida, Cabrera, Soler, Suárez...
Nombres en que retumban (ya secretas) las dianas,
Las repúblicas, los caballos y las mañanas,
Las felices victorias, las muertes militares.
Las plazas agravadas por la noche sin dueño
Son los patios profundos de un árido palacio
Y las calles unánimes que engendran el espacio
Son corredores de vago miedo y de sueño.
Vuelve la noche cóncava que descifró Anaxágoras;
Vuelve a mi carne humana la eternidad constante
Y el recuerdo ¿el proyecto? de un poema incesante:
«Lo supieron los arduos alumnos de Pitágoras...»
J.L. Borges
Lo escuché por primera vez en la voz de una profesora de literatura en el Hijas de Jesús por mediados de los años 80 y es uno de los poemas que siempre me unirá a Borges
miércoles, 17 de febrero de 2010
domingo, 31 de enero de 2010
viernes, 29 de enero de 2010
martes, 26 de enero de 2010
Confesiones de verano
lunes, 18 de enero de 2010
Hunterwasser
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